sábado, 18 de diciembre de 2010

Comentario en blog "Pensá, Nene, Pensá!"

Entrada original:
Pensá, Nene, Pensá!: Massera, viva el cancer, ¿ está bien alegrarse por la muerte de alguien?

Y a continuación el comentario que dejé...



Hace tiempo vengo planteando por varios lugares virtuales el tema este de la “justicia”. Lo que se nota son dos cosas, que se relacionan entre sí intimamente.

Una, que por consenso “justicia” equivale a venganza. La cultura del castigo, represión como herramienta de “educación”. Confiscar dinero o posesiones materiales, humillar, impedir libertad o dañar física/psiquicamente, matar, condenar socialmente. Pero jamás logra rehabilitar efectivamente.

“Esta teoría fue abandonada por la mayoría de los pensadores modernos, porque precisamente si a quien causó un mal se lo somete a otro mal, no se soluciona el primer mal sino que simplemente se causa un mal nuevo.”

Ya había un sistema represivo previo (sea este institucionalizado o no, o ambos) con el cuál contaba el condenado. Porque desde su infancia viene “instruyéndose”. Primordialmente en el núcleo familiar, luego en el escolar, social, etc..
Entonces, yo diría más bien q se multiplica el mal, o se potencia. A considerar: se conservan los mismos estigmas y motivaciones que lo llevaron a delinquir o hacer mal, y sobre esta base previa se establece relaciones con las nuevas huellas dolorosas que reafirman y alimentan los conflictos del pasado e irresoluciones internas. El condenado así solo se resiente más, con el plus de no solo ser castigado por las instituciones, sino también por la sociedad (o al menos ciertos consensos) que lo señala, desprecia y excluye. Por esto los resultados no pueden más que demostrar ineficiente la forma enfermiza y consensuada de hacer “justicia”.
La original aspiración del sistema penal/penitenciario era la rehabilitación del condenado, pero evidentemente estamos lejos de ese ideal olvidado. El castigo / represión se plantea "aleccionador". Lo irónico es que tanto banderas de derecha como de izquierda cuando piden "hacer justicia", están pensando exactamente en lo mismo: venganza, no que se lo rehabilite para que se reintegre pacífica y constructivamente a la sociedad.

Por otro lado, se puede ver también, que el lograr “justicia” implica una satisfacción morbosa en ello. Una victimización del que alguna vez fue victimario. Justicia, expresada en la posibilidad de “trocar” los roles. El camino naturalizado por el cuál la víctima puede redimir /purificar su pasado histórico doloroso, volviéndose victimario directo o indirecto de quién lo fue.
Jamás puede producir felicidad consumar la venganza, si un perpetuar, extender y multiplicar ese daño original con el dolor como motor. Porque no existe superación de las propias cargas dolorosas, porque jamás se obtiene paz ni efectiva descarga/catarsis con la consumación de la venganza.


“Ya lo decía el loco Hobbes, el hombre es lobo del hombre, y el odio y la venganza son innatos al mismo.”
El odio y la venganza no son naturales del hombre, aunque si se puede decir que son habituales. Tal afirmación deja por fuera a quienes no someten su vida a tales deseos y necesidades.
El mal no es algo innato, sino algo que se aprende desde la infancia. Entonces uno podría decir que es culpa de los padres. Pero si uno va más lejos, esos padres a su vez fueron hijos que padecieron. Entonces no se trata de que alguien tenga realmente la culpa, sino que es una cuestión de herencias, de cargarse el estigma histórico. Si llevamos esto a lo macro, vemos que los gobiernos instituciones y consensos populares avalan el mal mismo como natural… entonces por qué cambiarían las cosas si esa es la concebida “realidad”?

“Si bien políticamente incorrecto es natural que nos alegremos por el sufrimiento de quienes pensamos que le hacen mal al mundo.”
Acá está justamente el problema de concepciones avaladas por consenso. Políticamente incorrecta la venganza (el mal), porque políticamente correcto es el bien. La pretensión de la política es justamente la “correctitud” dado que se trata del ámbito de las decisiones más importantes para un país y toda su población, que implican una necesaria trasparencia, altura moral, dignidad, veracidad… Pero, evidentemente esto no se cumple, por eso lo “políticamente correcto” es en la realidad efectiva solo una pretensión.
Existe resignación a que la política sea mentirosa, se cae el ideal del bien pretendido, y se naturaliza lo que está mal (como no se sabe como cambiarlo, se resigna, se lo olvida para tratar de evitar el malestar de irrealización). Y por esto es considerada natural la venganza. Pero la “correctitud” es lo natural. Y la política un artificio. Por eso es un error hablar de lo “políticamente correcto o incorrecto”, sino de lo “humanamente correcto e incorrecto”. La política es una herramienta, cuando se convierte en el fin mismo, se pervierte.
Acá podría tratar de explicar por qué motivos es que es natural el bien en el ser humano, pero requeriría que escriba mucho más…

Saludos.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Necesidad de Justicia / Hacer "Justicia"


Forma avalada por consenso > Castigo, Condena, Humillación > Venganza > Deseo que el otro padezca un análogo al propio sufrimiento, multiplicado (condena social, pérdida de libertad, castigo físico / psíquico) >>

1) Perpetuar de relación víctima / victimario. Quien fue víctima pasiva, desea trocar el rol volviéndose victimario activo, o en su lugar ver a ese victimario siendo pisoteado. Tener la posibilidad de disfrutar como éxito la venganza sobre ese Otro… así como ese Otro alguna vez supuestamente disfrutó por ello. El victimario representa la autoridad y lugar privilegiado.
Irrealización del Amor: ligado a un dolor inicial de desvalimiento frente a una autoridad que ni oyó, ni vió, ni comprendió la necesidad del sometido, la persona del mundo suele recurrir a la misma lógica, intentando olvidar, tapar, y corregir de alguna forma el sufrimiento del pasado (el fracaso del Amor)… validando en el hoy lo que padeció, adoptándolo como respuesta y reacción. Como no comprende por qué ese Otro lo humilla y victimiza, solo se resiente: deviene resentido al igual que el victimario. Eventualmente esta persona toma la misma posición autoritaria frente a alguien o algo más, considerado antagónico, y repitiendo así la misma historia. Todos ignoran, que lo que padecieron es en mayor o menor medida lo mismo que padeció ese Otro victimario / enemigo. Existen los matices, diversidades, levedad o gravedad, pero en un sentido vasto, profundo y único, es lo mismo.

2) En esta guerra subjetiva contra el victimario, ese Otro antagónico puede representarse bajo diferentes formas. Pero se dan simultáneamente, porque en base se trata de lo mismo.
Como el virtual y primario victimario / enemigo, directo, al cual se teme primero, y también se puede desear destruir, adoptando las mismas formas destructivas / represivas que aplica. Ese Otro antagónico puede también estar solamente representando algo que para el sujeto es cuestión de conflicto interno: algo que ponga en duda el propio sistema de creencias, que lo deje mal parado y evidencie falta de seguridad real en sí mismo. Entonces ese Otro deviene antagónico y objeto de ataques simplemente por dejar en evidencia las propias miserias, defectos y debilidades. Se defiende de un Otro, pero siempre responde a su propia irrealización y consecuente inseguridad.
Lo que se busca destruir en el otro, es fundamentalmente el ego, la autoestima... busca dejarlo desamparado, desnudo, vulnerable. Sea para ponerlo por debajo, o a la misma altura logrando así eludir (aparentemente) el horror a la irrealización personal. Un intento de nivelar lo externo a medida de lo asumido: la propia subjetividad como “certeza” y “realidad”.

3) La verdadera motivación de la compulsión del victimario: el deseo de destruir y dañar al otro no es más que una tentativa de volver a esa escena pasada de irresolución. Un reencuentro con el Otro, una aparente nueva chance. El regreso al momento de irrealización, el amor truncado, en un esfuerzo por remendar el pasado, de purificarlo… pero al ser ese dolor el motor de la búsqueda, por ser ese dolor parte de la identidad adoptada por parte del sujeto, es que se “espeja” (se disocia) y deviene victimario para, por un lado, desentenderse de ese dolor y, por otro, ponerse en ese lugar para comprender a ese castigador incomprensivo, recreándolo, actuándolo. Es un intento conflictuado, fragmentado e inconducente de integrarse con el otro odiado. Es por esto, que las personas al lograr “justicia” (consumación de la venganza y castigo “purificador”), suelen no solo no lograr des-hacerse de ese dolor inicial, sino que aumenta, y se incrementa el resentimiento y esa frenética búsqueda de “justicia”. Desde el principio se buscan subrogados de ese enemigo inexistente e inalcanzable.

Siempre se trató de algo individual e interno.

Estos tres primeros puntos trataron de un plano sobretodo individual, claramente subjetivo, en el q se troca el papel de víctima por el de victimario, en un desconocer que comparte las motivaciones profundas con ese instituido enemigo.
Es claro entonces, lo que se da a nivel inter personal y social, cuando el resentimiento y deseos de “justicia” (venganza) son moneda corriente. Por consenso formas avaladas de relacionarse con las personas, tratadas en definitiva con mucho resguardo, prejuicio y timidez, dada la necesidad de defenderse de las faltas e incapacidades asumidas.
En un sentido justo, nadie es culpable, pero todos son responsables en la continuidad del mal en el mundo. La enfermedad única es naturalizada, dada por sentado como un rasgo de la humanidad. Una “realidad” avalada por su reproducción masiva a lo largo de toda la historia.

*plano de relaciones sociales pendiente a desarrollar*

Borrando barreras - Conciliación - Integración de aparentes opuestos


Es díficil plantearme acá cómo empezar exactamente, pero suelo encontrarme con un buen comienzo a partir de lo que otras personas dicen, piensan y sienten. Desde el vamos, el Otro resulta una excusa para aportar algo, compartir mis pensamientos, y un intento de no solo conciliar conmigo mismo sino también con ese otro, sea quién sea esa persona. De esto se desprenden dos cosas. Primero, que al principio y al final, es una cuestión exclusivamente personal e individual, del ámbito subjetivo, interno; un lidiar con los propios personajes internos, introyectados, toda una virtual sociedad interna con la cuál armonizar (o pelear degenerativamente). Y segundo, que en la medida que encontré ciertas respuestas que se acercan o refieren a la ley única, puedo ayudar a los demás buscando una alternativa/camino y objetivo primordial a seguir de manera independiente, sin amos.
Surge la cuestión: cómo puedo estar seguro? Porque puedo interpolar libremente, encontrar perfectas analogías entre todas las manifestaciones humanas aparentemente inconciliables, cuando me sincero con las necesidades basales de todo ser humano (y porque sobre todo, soy uno), entendido este como ser excepcional (representante del emerger conciente). Porque en todas las expresiones humanas, todo consenso humano, forma cultural y sus derivados (instituciones políticas y religiosas, amos, líderes, ídolos e ideales), se manifiestan exactamente las mismas cuestiones elementales, dadas por sentadas y olvidadas. La pregunta es, qué comparten todos por igual? Solo desde ahí me es posible encarar esta empresa concialadora e integradora.
Pero, por dónde empezar? Por dónde entrar?

Cuestiones/ámbitos superficiales (por ser manifestaciones de la única enfermedad), política, religión, instituciones, sociedad, salud, educación, seguridad, etc. Todas las ideas y creencias en una trama que se conforma heterogénea, fluctuante, conflictuada, donde reina la discordia, el rechazo y apego, y por eso la búsqueda o esperanza de mejoras. Un consenso en común, que avala formas negativas utilizándolas para luchar contra la realidad y otro.
Entonces, es acá que desde lo macro, puedo ir a lo micro. Un viaje que lleva de lo externo a lo interno, para poder volver a lo externo y comprender las diversas sublimaciones humanas.

Ejemplo: El deseo de “justicia” abre diversas posibilidades que me lleven a hablar en un sentido estructural, vasto, y en eso dar a conocer la explicación del por qué de la irrealización, y así revelar/sugerir la posible la solución.

jueves, 22 de julio de 2010

(reflexiones informales 3)

Ese cambio de patrón en los sueños q tuve esta noche, me dan a entender la posibilidad del cambio, de plasticidad mental… y más allá de la subjetividad propia de mi actual estructura con sus áreas oscuras, la artificialidad que implica para lo que en realidad soy.
Creo que el haber estado en parte con una disposición de mi tiempo facilitando el estar más conmigo mismo me permitió poder entenderme más, comprender más… pero también explicitarme cosas… por eso ayer a la noche después de tanto vislumbre se vino una noche psíquica, y al soñar con tanta turbiedad y densidad, es q me dio a entender que algo había cambiado, q podía ver algo más… pero porque esa carga particular en mis sueños no tuvo que ver con lo q me pasó en el día, sino con algo que ya estaba como dado por sentado en mi, invisibilizado… como si se tratase de un viejo recuerdo olvidado.
En contraste con todo lo que había entendido durante el día, emergió en los espacios más plásticos de lo onírico lo que antes no podía ver… toda esa violencia y malestar (y a pesar de eso tuvo un parcial rico gustito de realización). Necesitaba expresarse y se lo permití. Que más hay? A qué hace referencia?
No se trata tanto “de dónde viene”, sino primero “la actitud conciente q tengo q sostener”. Es una afirmación, y una certeza, después de la pregunta “quién soy?”. Me había empezado a encaminar por el camino correcto… y eso implicó q se revelaran estratos más profundos... o cosas que "sabía", pero olvidé. De acá en más puedo quedarme en inercia, en ese lugar post-vislumbre, y seguir oscilando… o entender que es justo la intención conciente de ir hacia esa libertad psíquica la que me llevó a tener vislumbres… y no el vislumbre en si (porque este hace necesaria una oscuridad de la cual depender para tener esa realización parcial aprendida como lo más elevado).

No debería más buscar los vislumbres, sino proyectarme de manera conciente en forma absoluta, para que “todo” devenga conciente. En la medida que aspire a esos resultado parciales como seguridad de éxito y bienestar -como podría ser el redescubrir algún olvidado recuerdo en particular- el núcleo patógeno no puede ser erradicado… porque no se trata de depender y entregar mi poder de decisión a esa certeza sobre la materialidad de las cosas, de lo ocurrido (pasado) instituido como un hecho material y también simbólico… y tampoco es esperar, proyectándome hacia un futuro que aún no es… y Si constituirme solo en el hoy, dignificar lo conciente en el presente, porque este es el primer y último espacio/lugar donde soy, vivo, y puedo hacer cosas. Y no es una metáfora, es literal: un tiempo eterno, el hoy donde siempre estoy convergiendo.