sábado, 21 de enero de 2012

Revoluciones

Revolución tras revolución.
Revoluciones sociales, populares, tecnológicas y científicas.
Revoluciones ideológicas, políticas, culturales, bla.
Revolución de la subjetividad (?).

sábado, 7 de enero de 2012

experiencia y sabiduría

Una cosa es la experiencia y el conocimiento resultante, y otra la sabiduría. La primera se desenvuelve en el plano temporal/espacial, que no es más que el devenir continuo de cambios sucesivos y contrastes. La Sabiduría no es el amplio conocimiento enciclopédico que uno pueda tener, sino la capacidad de articular e integrar toda la experiencia personal, o mejor dicho, de superar todo matiz y extremo. En definitiva, la experiencia es inevitable por ser parte de la existencia carnal y material.

martes, 3 de enero de 2012

Política, cultura y humanidad



Mucha distancia de la última vez que subí la entrada “sobre la política y banderas”. Hoy le haría muchos cambios y ajustes. En aquel entonces, apenas estaba sumergiéndome a analizar la temática de toda “la cosa política”.


Más allá de la política

Me quemaba la cabeza intentado entender o encontrar una solución al perpetuo conflicto social… Intentaba hacer una clase de “futurología” sobre lo que podría llegar a ocurrir a nivel político, económico, etc… Incluso busqué en las secuencias de acontecimientos históricos para dar con algún patrón. No podría decir que fue necesario tanto pensar y pensar obsesivamente, si en definitiva lo que me motivaba eran ansias de control y poder sobre todo aquello que me resultaba amenazante y un constante peligro inminente.  A esto venía la futurología: intentar encontrar algún indicio de que las cosas al final iban a estar bien. Que a pesar de las turbulencias, ese mundo externo iba a llegar a ser tolerable, sin considerable pérdida… que el lugar o rol que iba a ocupar sería, al menos, suficientemente “seguro”.

En fin. Tampoco fue completamente inútil. La integración me llevó a empezar a dejar todo eso. Soltarlo. Las fronteras entre los conflictos, semblantes y devenir propio de cada dominio particular (político, religioso, ideológico, económico, cultural, etc.) comenzaron a disolverse convergiendo en cuestiones básicas de la humanidad toda.

Cualquier política que se pretenda efectiva para lograr el bien común no puede aislarse como disciplina aparte, ni dominar sobre otras. Pero, tampoco esto es suficiente por si mismo.