jueves, 21 de junio de 2012

Lo ideal y lo real


El defecto básico de toda ideología, es que aspira a alcanzar un elevado ideal que no se cumple nunca, y ésta es la condición que tiene para existir y darle forma a la "identidad" que evoca.
Si la persona aspira a realizar tal ideal, es porque no lo vive. Esta aspiración es algo básico, y su origen se halla en la -relativa- pureza que un infante tiene. Atención: en esta fase primigenia, todos los seres humanos se asemejan. Y no existe bebé o preescolar alguno que sea “malo”. A lo sumo es un niño que se “oscurece”, al ser pisoteada su aspiración (su "misión) natural y benigna.
Así como el niño va “aprendiendo” a ser sumiso y/o reaccionario, a artificializarse, culturarse y diferenciarse, familiar y socialmente… por extensión, los jóvenes y adultos, al intentar realizar los ideales políticos con los que se identifican, se topan con limitaciones que creen externas, pero en realidad son propias dado ese oscurecimiento paulatino que sufrieron y asumieron como “normal”. Se amontonan bajo banderas y comunidades, por afinidades culturales, históricas, étnicas. Y así, como no pueden cumplir ese ideal elevado por las buenas, lo intentan a la fuerza, o sea, por las malas, alejándose del "elevado ideal".



El fascismo (término que deriva de “fasces”, y se puede representar con el conocido “la unión hace la fuerza”) en un sentido basal y despojado de todo bien o mal, representa simplemente un montón de gente juntándose, obteniendo poder a fuerza de consenso. Es una forma de organización social básica. Pero depende de cómo se lleva adelante, cualitativamente hablando.
Cruzando esta fórmula con dolor-miedo-odio, por ende falta de salud-paz-amor, el resultado son las formas fascistas negativas, más allá de los matices… y en éstas incluyo, solo por citar las más conocidas y resonantes, a la religión católica, el capitalismo, el nacional socialismo alemán, el comunismo y socialismo del siglo XXI… Lo que las diferencia es sobre qué o quiénes vuelcan idolatría y demonización, cómo se configura en base a la propia subjetividad cultural del grupo, y a qué extremo llevan ese “ideal”. Todas ostentan una concentración de poder material y simbólico, aún siendo en concreto minoritarias.
De más está decir que, por lo general, una cosa es el pueblo, y otra la elite dominante. Se cumple tanto en las formas capitalistas (EEUU, China?, Europa, Japón, etc) como en las comunistas (Corea del Norte, China?, Unión Soviética, Cuba, Venezuela, etc). Y se caracterizan por alguna forma de corporativismo, encabezada por esa elite dominante con los más altos privilegios. Nótese que el escalonamiento jerárquico y pirámide sigue vigente.

Por si no fui lo suficientemente claro: capitalismo, neo/liberalismo, comunismo, fascismo, anarquismo, no importa el sistema o -ismo. En cierto modo, todos tienen aspiraciones “elevadas” y “buenas”. Pero si, para realizarlos, hacen falta años y años de dolor y opresión (como muchos filocomunistas o filocapitalistas suelen justificar)… ¿Acaso no es evidente que se está reproduciendo exactamente lo mismo que se intentaba superar? Realmente, no saben lo que hacen. Es como esperar que alguna vez alguien te ame si lo golpeás, basureás o tomás por oveja. Solo se trocan los roles de víctima y victimario. Sólo cambia quienes tienen privilegios (mundanos y egoístas), y sobre quién se desata la “justicia” (venganza). Por eso además hice la distinción entre las elites gobernantes, y el pueblo que idolatra y se somete más o menos voluntariamente, dando vida a la pirámide jerárquica que en los estratos más bajo tiene necesariamente a los esclavos, condenados y marginados sociales.

En conclusión: quién pone por encima del ser humano cualquier causa ideológica, está negando la humanidad.

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